Siento pena, mucha pena y no se trata de pena ajena. Siento pena propia,
y más que eso, siento dolor. Me da pena decir que soy abogado venezolano y lo
digo con muchísima rabia. Me da pena ser abogado venezolano porque comparto el
mismo título con muchos de esos monstruos encargados de “impartir justicia”
actualmente en Venezuela. El título
obtenido en mi UCAB querida es muy parecido sino igual al que ostentan muchos
de esos oportunistas, mercaderes de las leyes e impartidores de injusticias,
que literalmente venden a diario su alma al diablo para disfrutar las mieles
del poder o los beneficios económicos temporales que les da las posiciones de”
jueces, fiscales, defensores” cuando
realmente lo que ejercen es la función de verdugos chavistas.
¿Que se sienten poner preso a un inocente?, ¿Qué se siente humillar a un
compatriota por el simple hecho de no comulgar políticamente contigo? ¿Qué se
siente mentir descaradamente y llevarte en los cachos a quien sea para mantener un cargo que a fin de cuentas va a pasar?
¿Que se siente tener preso a un joven con una condición como el síndrome de
Asperger y verlo llorar en pleno tribunal a sabiendas que no hizo nada malo?
¿De verdad puedes dormir tranquilo? ¿Para ejercer el rol de verdugo político
fue que estudiaste? ¿ te fugabas de clases cuando veíamos las clases de ética y
deontología jurídica? ¿ No tienes hijos ¿ ¿ no tienes familia? ¿Qué pensarías
si algo parecido a lo que le estás haciendo a los estudiantes le pasa a uno de
los tuyos? ¿ Crees que vale la pena hipotecar tu alma para proteger un cargo? ¿
Crees que vale la pena someter a tu familia y tu nombre a la vergüenza de ser
parte de un sistema de justicia totalmente podrido?
Tengo rabia, de esa que no quita, de esa que no pasa y siento que no
quiero volver a verle a la cara a mis colegas en ejercicio de funciones de
“justicia”. Y no me vengan con que no hay que generalizar. Por supuesto que
generalizo, porque si efectivamente hay algunos jueces o funcionarios que no
han juzgado de forma desalmada y con
total desapego a la justicia y las leyes, el hecho de seguir trabajando en los
órganos de justicia sin levantar la voz ante las atrocidades que estamos
viendo, somos cómplices de lo que ocurre y nos pone definitivamente en la misma
calaña de pseudo-profesionales que carecen de valores mínimos para impartir
justicia.
Después vendrán los arrepentimientos, les puedo jurar que no los voy a
perdonar, nada oigan bien nada justifica la forma de actuar. La plata mal
habida se va tan rápido como llega y si ya no existe el prestigio ni la tranquilidad de conciencia, que vida
tan miserable les espera a los verdugos
actuales, esbirros de quinta.
La imagen fue obtenida de primicias24.com muchas gracias
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