miércoles, 7 de mayo de 2014

Verguenza

Siento pena, mucha pena y no se trata de pena ajena. Siento pena propia, y más que eso, siento dolor. Me da pena decir que soy abogado venezolano y lo digo con muchísima rabia. Me da pena ser abogado venezolano porque comparto el mismo título con muchos de esos monstruos encargados de “impartir justicia” actualmente en Venezuela.  El título obtenido en mi UCAB querida es muy parecido sino igual al que ostentan muchos de esos oportunistas, mercaderes de las leyes e impartidores de injusticias, que literalmente venden a diario su alma al diablo para disfrutar las mieles del poder o los beneficios económicos temporales que les da las posiciones de” jueces, fiscales, defensores”  cuando realmente lo que ejercen es la función de verdugos chavistas.
¿Que se sienten poner preso a un inocente?, ¿Qué se siente humillar a un compatriota por el simple hecho de no comulgar políticamente contigo? ¿Qué se siente mentir descaradamente y llevarte en los cachos a quien sea para mantener  un cargo que a fin de cuentas va a pasar? ¿Que se siente tener preso a un joven con una condición como el síndrome de Asperger y verlo llorar en pleno tribunal a sabiendas que no hizo nada malo? ¿De verdad puedes dormir tranquilo? ¿Para ejercer el rol de verdugo político fue que estudiaste? ¿ te fugabas de clases cuando veíamos las clases de ética y deontología jurídica? ¿ No tienes hijos ¿ ¿ no tienes familia? ¿Qué pensarías si algo parecido a lo que le estás haciendo a los estudiantes le pasa a uno de los tuyos? ¿ Crees que vale la pena hipotecar tu alma para proteger un cargo? ¿ Crees que vale la pena someter a tu familia y tu nombre a la vergüenza de ser parte de un sistema de justicia totalmente podrido?
Tengo rabia, de esa que no quita, de esa que no pasa y siento que no quiero volver a verle a la cara a mis colegas en ejercicio de funciones de “justicia”. Y no me vengan con que no hay que generalizar. Por supuesto que generalizo, porque si efectivamente hay algunos jueces o funcionarios que no han juzgado de forma  desalmada y con total desapego a la justicia y las leyes, el hecho de seguir trabajando en los órganos de justicia sin levantar la voz ante las atrocidades que estamos viendo, somos cómplices de lo que ocurre y nos pone definitivamente en la misma calaña de pseudo-profesionales que carecen de valores mínimos para impartir justicia.

Después vendrán los arrepentimientos, les puedo jurar que no los voy a perdonar, nada oigan bien nada justifica la forma de actuar. La plata mal habida se va tan rápido como llega y si ya no existe el prestigio  ni la tranquilidad de conciencia, que vida tan miserable les espera  a los verdugos actuales, esbirros de quinta.
La imagen fue obtenida de primicias24.com muchas gracias

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