“Todo tiene su final, nada dura para siempre. Tenemos
que recordar que no existe eternidad”. Así se expresa “La Voz “en una de las
canciones emblemáticas de su repertorio. En la vida todo es finito. Por muy poderoso,
por muy estrecho que sea un vinculo llega el momento en que este se extingue de
la misma forma como una vez se originó. El amor no se escapa de esta premisa. Los
amores por muy grandes o fogosos que se tornen llega un momento en que se
extinguen o se transforman en el mejor de los casos de la misma forma
misteriosa en que comenzaron. Hasta el amor de Romeo y Julieta, quizás el más
sublime de los amores al menos expresado en la literatura se terminó y vaya de
que manera.
En Venezuela, pareciera estar ocurriendo esto. El amor del pueblo por uno de sus líderes más
idolatrados pareciera estar llegando a su fin. Y conste que esta ha sido una
historia de amor resistente. De hecho muchos podrían señalar que es una relación
de amor y odio. De otra forma no se explica, como a lo largo de 14 años se
puede causar tanto dolor y malestar a algo que se dice amar con todas sus
fuerzas. Así ha sido la relación del país con el caudillo de la revolución roja.
La relación entre un “bully” golpeador y una victima sumisa, que a pesar de los
maltratos lo ama con locura. Quizás acostumbrada a relaciones destructivas con
sus previos “amores’.
Quizás esta relación también ha perdurado, porque el
comandante presidente ha sido poco escrupuloso en la manera de expresar su
afecto. Le dice al país que lo ama aun cuando no deja de pegarle, y esto
definitivamente crea sentimientos encontrados en la victima que puede llegar a
pensar que le están cayendo a piñas por el amor desmedido que le tienen. Pero “todo
tiene su final”. El país se canso de ser víctima, se canso de conformarse con
migajas. Se canso de que lo traten bien solo durante las campañas electorales y
que le den hasta con el tobo el resto del tiempo.
El amor se acaba, rápida o
lentamente, pero se acaba. En este caso se han necesitado 14 años de pésima gestión,
de humillaciones, de ofensas, de menosprecio, pero el momento llego. Y este
pueblo se dio cuenta, que hay otras vías, que hay gente que si la quiere de
verdad y que esta dispuesta a ayudarla a salir del pozo donde está.
El pueblo se dio cuenta, que las palabras por muy bonitas
que sean no son suficientes, que hacen falta acciones, que hacen falta gestos
sinceros y sobretodo hace falta respeto por aquello que se ama, para que el
amor sea verdadero. En el caso de Venezuela, quizás la ausencia de respeto por
su población, sea el elemento mas patético de esta relación. Desde el gobierno
todos los días se menosprecia la inteligencia del pueblo, creando las matrices
de opinión más insólitas y transgiversando hechos de forma incoherente y
rocambolesca para justificar lo injustificable. El amor se acabo, acéptenlo, el
pueblo venezolano se decidió a cambiar o al menos la mayoría de el. Ojala
Venezuela esta vez si haya encontrado un amor verdadero y que sea como en los
cuentos de hadas “feliz para siempre”.
La imagen que ilustra este post fue tomada de erpetrella.blogspot.com muchisimas gracias!!
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