Termino el carnaval electoral… una vez más quise decir. Como siempre no
hay vencedores ni vencidos. Es decir una vez más todos ganamos y todos perdimos…
como siempre. La discusión sobre quien salió beneficiado por los resultados del
8 de diciembre, nos va a llevar unos cuantos meses. Si le preguntamos a la
presidente del CNE y al presidente en ejercicio dirán que fue un arrase rojo. Quizás
no les falte razón, eso de ganar ¾ partes de las alcaldías no son conchas de
ajo. Si le preguntamos al “triangulo del mal” y sus seguidores azules, nos dirán
que no hay nada que celebrar, pero que se ganaron plazas muy importantes y que
la oposición como siempre, está mal pero va bien. Si me preguntan a mi les diré,
que no entiendo nada y que quizás no lo hago porque no quiero entender, quizás porque
ya estoy harto de elecciones que no nos llevan a ninguna parte y que solo
sirven para que unos tipos se enchufen y otros se recontraenchufen.
Las elecciones en definitiva en Venezuela quedaron para eso; para ser un
pasatiempo como lo puede ser el beisbol profesional o más bien como la lucha
libre. En la lucha libre los promotores de esos eventos creen que uno es
pendejo o mejor dicho están seguros que
uno es bien pendejo. Y que no sabemos quién va a ganar cuando se montan sobre
el cuadrilátero dos mastodontes que se miran y se gritan cosas como que se van
a arrancar las cabezas. Pero una vez que suena la campana empiezan a bailar la
mejor de las coreografías esas que en mi época de adolescente solía montar
Anita Vivas en cuanto templete había en RCTV. Se agarran y se estrujan como con
fuerza pero en realidad son delicadísimos movimientos incapaces de dañar a una
muñeca de trapo. Eso son las elecciones en Venezuela, lucha libre.
Otro símil de la lucha libre con las elecciones en Venezuela está en el
desarrollo de las mismas. En las luchas
libres si ustedes las han visto, se habrán dado cuenta que siempre el que
arranca ganando, pierde. Es más el luchador que domina tres cuartas partes de
la pelea y que tiene en jaque a su rival durante casi todo el careo, al final
por obra y gracia del espíritu santo se le voltea la cosa y termina oyendo el
conteo de tres sin poder hacer nada al respecto. Igual es aquí en Venezuela. El
día de las elecciones durante prácticamente todo el día exit polls, twitter,
facebook, el primo del hermano de la tía que tiene un amigo que es alto pana de
la vecina del que le alquila el carro al motorizado que le compra el café a la
secretaria de un portero del CNE da ganador a la oposición de forma avasallante
a eso de las 2 de la tarde. A las 4 la cosa se empieza a poner fea para la oposición
por el remate chavista. A las 5 viene el twitter de Capriles diciendo que lo
que vamos es fino y que ganamos y cobramos. A las 7 empezamos a ver barandas y
a oír que no quieren cerrar mesas, ni siquiera la de Guanipa o la Esnujaque. A
las 9 vemos mas baranda y ya Capriles empieza a decir que todo sigue fino pero
no tan fino. A las 10 suben los miembros del CNE a la famosa sala de totalización
donde ocurren la multiplicación de los penes… perdón quise decir votos rojitos.
A las 12 bajan muertos de la risa a dar los resultados que todos sabemos nunca
favorecen a la oposición, en ese momento las mentadas de madres empiezan a
proliferar en todos aquellos medios sociales que antes eran puro optimismo y
euforia, en ese momento dan el pase al comando de la oposición donde Capriles
que 20 minutos atrás era pura risa vuelve a salir con su cara de ponchado
diciendo esta vez tampoco se pudo pero le estamos roncando el cueva, esta vez les
ganamos en Barinas, la próxima vez no nos para nadie. ¿En serio Capriles? ¿O debería
de llamarte Santo, el Enmascarado de plata?
La foto fue tomada de luchalibre.mforos.com muchas gracias!
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