Nicolás no se si vayas a leer estas líneas.
Espero que si, aunque lo mas probable es que no. Sin embargo, igual voy a
escribirlas primero porque el peor esfuerzo es el que no se hace y segundo
porque como venezolano que vive fuera del país, de alguna forma debo expresarme
y esta vía aunque no sea la más efectiva, es definitivamente la más expedita.
Quiero escribirte primero para recordarte
que en algún momento nuestras vidas se cruzaron y no fue una ni dos ni tres
veces fueron muchas veces. Como estudiante universitario a finales de los 80s y
principio de los 90s era frecuente usuario del Metrobús.
En mas de una ocasión tu fuiste el chofer y
te recuerdo por dos razones, una porque en aquel entonces para mi eras un clon
del Profesor Jirafales (con todo respeto) y de alguna manera cada vez que te veía
me acordaba de eso (me toco el chofer que es igualito al Profesor Jirafales decía
para mis adentros) y segundo porque eras extremadamente cortes y siempre recibías
a tus pasajeros con una sonrisa y un saludo agradable. Eso hecha por tierra la versión
que siempre fuiste un reposero constante, yo puedo dar fe de las muchas veces
que te vi manejando tu bus.
El punto es que de alguna manera uno llega
a desarrollar cierta relación con ese tipo de personajes que forman parte de tu
cotidianidad, así como te haces amigo de la señora que te da los cachitos en la
panadería, del viejito de la frutería y del pana que te vende el periódico, también
creas cierta complicidad con el chofer del bus sobretodo si es casi siempre el
mismo (ruta Antimano- La Paz). Al terminar mis estudios y salir de Caracas por
supuesto te perdí la pista, igual que a la señora de la panadería, el frutero y
el pregonero, pero a diferencia de ellos, al pasar de varios años tu volviste a
formar parte de mi realidad. La vida te trato maravillosamente bien, tu
capacidad y me imagino que el estar en el lugar adecuado al momento preciso te llevó
a la cúspide. No conozco mucha gente que haya pasado de chofer de autobús a
Canciller y Presidente de la Republica en un plazo de 20 años. Tu lo lograste y
aunque no comulgue con tus ideas políticas. Tu historia me parecía interesante
y poderosa y pensé que merecías una oportunidad.
El punto es que me quedaste mal, no has
podido con el cargo. Tú tienes que admitirlo. No todos nacimos para presidente.
Yo probablemente la estaría poniendo mucho peor que tu. Es una posición difícil
en situaciones normales y tu heredaste una bien complicada. Entonces, ¿porque
no admitirlo?. Esta bien haberlo intentado, estoy seguro que tenias la intención
de hacerlo bien. ¿Quién carajo quiere ser presidente para poner la torta? Pero
ya Nicolas, no se pudo. Como le decían a uno cuando estabas chiquito, “No
insistas que es peor”. En aras de la “amistad” que nos unió. De los muchos
buenas días y buenas tardes que cruzamos. Por aquellos buenos tiempos,
recorriendo Montalban en Metrobus. Pana
dale chance a otro, no sigas matando el futuro del país y enterrándote mas en
la historia. Recupera parte de tu nombre como el hombre que se dio cuenta de su
error y lo enmendó al menos en parte. Estoy seguro que de leer esta carta te
vas a acordar de mí, ojala no de mi Madre.
imagen tomada de Eluniversal.com muchas gracias
Bravo Pancho, me hiciste reir con ese gran final, un abrazo hermano
ResponderBorrarMorris, gracias por leerme, un abrazo para ti y Carmen. Espero verlos pronto!!
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