Como ese
caso hay muchos, la lógica lamentablemente desapareció de Venezuela. Se dio a
la fuga junto al sentido común y a los conceptos de verdad y justicia. Todos
brillan por su ausencia. Pareciera que mientras más rebuscada e imaginativa sea
la excusa, más rápido será aceptada por las autoridades pertinentes, Toda esta
debacle de la realidad. Ha traído sus consecuencias. Ya la gente duda hasta de
su sombra por no decir que a veces dudamos de nosotros mismos. Ya no sabemos si
vemos lo que vemos o pensamos lo que pensamos. He llegado a cuestionar mis
ojos, mis oídos, mi mente y hasta mi cordura.
Pero el
asunto aun va más allá. Lamentablemente esta ausencia de certeza ha generado
que las personas ya no tengan o al menos no defiendan sus convicciones so pena
de ser considerados radicales. En la
Venezuela que vivimos, aquellas personas guabinosas, o extremadamente cautas
están a la orden del día o mejor dicho bailan al ritmo que les pone el país
para evitar meterse en problemas. El punto ha llegado al extremo de ser
considerados radicales aquellas personas que exigen algo tan simple como el
cumplimiento de la ley. El problema de la falta de convicciones llegue a
comprometer incluso los liderazgos políticos. De allí que cada vez las personas
se sientan menos identificadas con una clase de líderes que pareciera privilegiar
el pragmatismo electoral por encima de todas las cosas incluso el estado de
derecho. Quizás allí radica una de las mayores debilidades de la oposición
venezolana. Si algún líder se le hubiese parado al primer abuso que el gobierno
cometió, o hubiese enfrentado de forma decidida las violaciones constantes del
ordenamiento jurídico. No hubiésemos llegado al escenario de realismo mágico en
el que vivimos. Un país que pareciera haber salido de la pluma de García
Márquez, ya solo nos falta el niño con rabo de cochino para que
oficialmente Venezuela se haya convertido en Macondo.
El diccionario define radical, como aquella persona
tajante que no admite términos medios. No veo nada malo al respecto. En qué
momento dejo de ser positivo defender a carta cabal lo que es justo o lo que
está previsto en la ley. En que momento dejo de ser lo conducente defender los
ideales y las convicciones sobre todo si persiguen el bienestar colectivo.
Venezuela es el país al revés, solo en un país al revés se sataniza al que
busca y lucha por la verdad y se privilegia al guabinoso y al hipócrita. Sin
duda señales inequívocas de los tiempos perdidos en los que vivimos
La imagen que ilustra fue tomada de cnnenespanol.com
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