lunes, 8 de octubre de 2012

Pura Amargura (advertencia, lea este articulo a su propio riesgo)


A veces suelo esperar antes de escribir, sobretodo cuando tengo demasiadas ganas de hacerlo. Hoy es un dia de esos donde tengo tantas ideas que prefiero no plasmarlas, entre otras cosas porque no siempre son muy coherentes. Las emociones no siempre son buenas consejeras más aun cuando son tan intensas. Ayer mi día fue otra montaña rusa, una de esas que ya se están convirtiendo en rutina cada vez que mi país se mide en un proceso electoral. Por un lado sentí un orgullo inmenso de ver gente de todas las edades, condiciones sociales, razas y credos felices de poder expresarse mediante el voto. Sobretodo aquellos que como yo creyeron (algunos creen) que se pueden lograr cambios en democracia aun cuando enfrentes una maquinaria bien engrasada gigante y abusadora, que no se rige por parámetros legales y que solamente esta limitada por la voluntad de un prócer todopoderoso que ahora orienta sus destrezas a lograr la paz del mundo aun cuando no consigue la paz en el vecindario adjunto a donde esta ubicada la residencia presidencial.
            Ese orgullo inmenso se fue tornando en una inmensa angustia, las horas transcurrían y solo se oían buenas noticias respecto a las posibilidades de victoria del líder opositor, sin duda una pésima señal cuando se trata de comicios en Venezuela. Lo más cercano al beso de la muerte que le puede ocurrir a un candidato a cualquier cosa en este país es decir que vas ganando en los exit polls.  La inmensa angustia se tradujo en tristeza profunda y aun una mayor decepción cuando la verdad nos volvió a golpear la cara. El 55% por ciento del país elector ratifico la gestión del comandante presidente, independientemente que este se canso de admitir lo fracasado de la misma en su recorrido por Venezuela. Y es que si algo debo admirarle al recién reelecto presidente es su capacidad cuatriboleada de pararse en frente de una multitud y decirles que el no esta para resolver sus problemas, que el esta para cosas mayores y que por eso deben votar por el. En cualquier pais del mundo esa sola declaración seria suficiente para dejar de votar por un candidato que te dice en tu cara que no le importa tu inseguridad, tus malos servicios públicos ni nada por el estilo porque lo importante es mantenerse en el poder. En cualquier país del mundo pero no en Venezuela.
Este mismo candidato nos dijo a los que no profesamos la religión esa de la cual es el Sumo Pontífice no éramos patriotas si no le seguíamos, esto por cierto debe ser cierto al menos para casi 8 millones de Venezolanos que validaron esta y otras miles de fantocheses durante este circo en el que termino convirtiéndose esta campaña electoral.
            Yo si estoy hablando con una inmensa amargura encima y no tengo razones para ocultarlo. Debo admitir que desde anoche le creo mas a Chavez, que a cualquier líder de la oposición. El entre sus ansias y ambición desmedida de poder ha dicho unas cuantas verdades y quizás la mas dolorosa pero la mas autentica es que en Venezuela no hay reconciliación posible. Se que suena como una barbaridad, pero es cierto para reconciliarse hace falta voluntad mutua y eso no existe y probablemente no existirá ya que el comandante se asegurara que esto no ocurra, no va a dejar que sus mayores recursos políticos que son el odio y el resentimiento pasen a un segundo plano. Estas líneas serán las últimas que escriba sobre política en mucho tiempo, al menos seriamente, no descarto hacerlo en tono de broma o chanza total pareciera que el 55% de los venezolanos le da lo mismo lo que ocurra con el pais.

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