El mundo
del ciclismo esta conmovido. La figura más grande de ese deporte resulto ser un
ídolo de barro. De nada valieron sus 7
victorias en el Tour de France, Campeonatos mundiales de ruta e incluso
medallas olímpicas, luego de demostrarse el uso de sustancias prohibidas para
lograr la forma física que le permitió ser al menos temporalmente y de forma
fraudulenta en el mejor del mundo en su especialidad y en uno de los atletas
más reconocidos del planeta.
Ahora bien,
siendo todo esto cierto y luego de haber sido bajado del firmamento de los
dioses al infierno de los seres más despreciables en opinión de los medios
masivos y de sus ciegos seguidores, considero pertinente analizar un poco más
el caso del ciclista Armstrong y el fiasco en que se convirtió lo que por
muchos años fue una historia inspiradora y cautivante.
Podemos
estar de acuerdo en que la historia de Lance Armstrong es decepcionante por
decir lo menos. No todos los días un sobreviviente de cáncer vence miles de
adversidades para convertirse y por bastante en el mejor de su especialidad
deportiva. No todos los días se construye un imperio económico y de poder de la magnitud del construido por
Armstrong incluyendo la Fundación Livestrong, la cual se convirtió sin
mezquindades en un referente mundial en lo que organizaciones de lucha contra
el cáncer se refiere.
No todos
los días se destruye con tal saña a aquellos que en diversas oportunidades
trataron de advertir al mundo que Armstrong no era un legítimo campeón sino más
bien un tramposo guapo y apoyado, que valiéndose de alta tecnología pudo
imponerse a sus anchas en las carreras de ciclismo más exigentes y reconocidas
del mundo. No todos los días uno pasa de convertirse de ejemplo de multitudes a
un sátrapa de forma violenta, sin pasar por “go” y mucho menos cobrar
doscientos.
No obstante
todo lo dicho, yo creo que el auge y caída del ciclista se ha sobredimensionado
sobre todo considerando que su historia
cambiándole los montos de fama y dinero es mucho más común de lo
quisiéramos o nos gustaría aceptar. Y
esto lo digo porque si miramos a nuestro alrededor nos daremos cuenta que estamos rodeados de
varias personas que pudieran estar viviendo situaciones similares a Armstrong.
Po supuesto no me refiero a que vayan a ser despojados de sus victorias en el
Tour de France, me refiero a que mucha gente a nuestro alrededor esta viviendo
supuestas historias de éxito basados en mucho casos en mentiras o en ocultar
situaciones puntuales que pudieran dar al traste con su imagen de triunfadores.
La historia se repite una y otra vez. En nuestra sociedad actual los valores
dignos de admiración no son generalmente los más nobles ni honestos. Las
personas tristemente son mejor consideradas por lo que tienen que por lo que
son y eso definitivamente es un impulso importante sobre todo para aquellos de
pocos escrúpulos (créanme los hay bastantes) a lograr sus metas inmediatas o
futuras a costa de lo que sea y llevándose por el medio al que sea. Lo mas
lamentable de esta situación es que en múltiples oportunidades estos “triunfadores”
nunca son descubiertos y algunos disfrutan de las mieles del triunfo mal
habidas quizás por el resto de sus vidas.
Entonces, ¿Por
qué indignarnos tanto con Armstrong?. ¿Quizás porque lo descubrieron? Porque de no haber sido así seguramente todavía
estaríamos idolatrándolo como el grande que creíamos que era. Como lo dijo el
en la entrevista con Oprah, su error fue haber querido regresar al ciclismo. Lo
cual puede traducirse palabras más o menos en “no estoy arrepentido de lo que
hice sino que me hayan descubierto”. Podemos seguir haciendo pedazos a Armstrong
como si se tratara de un caso aislado, el punto es que no lo es. El punto es que quizás ese periodista que lo
destroza en los medios o ese moralista con aire de perdonavidas que se
horroriza por el caso Armstrong, quizás también tenga los pies de barro y nunca
lo sabremos.
La imagen es cortesia de rockonfire.mx muchas gracias!!
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