La piel de cordero no le queda bien a todo el mundo y mucho menos a lobos, zorros o cualquier bestia que haya pretendido comerse a cualquier protagonista de cuentos de hadas, excluyendo de la lista a los tres osos ya que en el caso de ellos la culpable de todo fue la tal “Ricitos de Oro” por entrometida y abusadora. Pero fuera de ese caso, la historia de los cuentos ha estado plagada de despreciables seres que valiéndose de su fortaleza física, bajos instintos, pobre moral, y hasta falta de división de los poderes públicos han pretendido abusar de abuelas indefensas, niñas perdidas, cerditos flojos y hasta de cabritos desobedientes.
Sin embargo, en defensa de esos villanos de las historias clásicas debemos acotar que jamás de los jamases pretendieron después de cometer o intentar cometer sus atropellos o fechorías, decir que ellos eran buenos y hacían llamados al dialogo y a la concordia. En ese sentido tienen mucho que aprender los villanos modernos quienes un día se quieren comer a la abuelita y al día siguiente pretenden invitarla a cenar como si nada hubiera pasado y es que hasta para ser un bandido hay que tener dignidad.
Claro ejemplo de lo que les relato es el lobo de los tres cerditos. Su intención fue almorzarse a los cerditos y nunca cambio su dirección ni siquiera por motivos estratégicos. En primer lugar, cuando expropio mejor dicho tumbo la casa de paja y trato de comerse al cerdito pequeño. Lo hizo a calzón quitao y si no logro su objetivo fue básicamente por la velocidad del cerdito quien al verse desprotegido y prácticamente convertido en mortadela de la angosta se convirtió en Usain Bolt y logro llegar a la casa de palitos que había construido el cerdito mediano.
Luego al proceder a la invasión, digo a tumbar la casita de palo del segundo nuevamente trato de comerse a los dos cochinitos sin recurrir a bajezas como por ejemplo pretender renunciar a la ley habilitante para después desdecirse de sus promesas. Claro una vez mas la rapidez de dos muy asustados cerditos pudo más que la astucia del lobo quien no pudo impedir que se guarecieran en la casa de bloques que había construido el cerdito trabajador con el sudor de su frente. En este caso de nada valieron los gritos de oligarca que el lobo feroz emitía, tampoco valieron de nada sus poderosos soplidos. La casita esta bien cimentada y para tumbarla era necesario muchísimo mas que las intenciones de un lobo desalmado por muy guapo, rojito y apoyado que este fuera. Al final al lobo feroz no le quedo otra cosa que aceptar que ya no tenia el poder de hacer lo que le daba la gana y derrotado se dedico a buscar a otra victima mas desprotegidas e indefensas que los cerditos en cuestión.
Toda historia tiene al menos un villano pero también tiene héroes. El villano es exitoso en la medida en que las victimas les hagan el trabajo más fácil y definitivamente pareciera que en la actualidad la estrategia favorita de los malos de los cuentos es hacerse pasar por buenos para así confundir a las pobres victimas, que en algunos casos han terminado creyendo los cantos de sirena de malhechores inescrupulosos vestidos de príncipe azul o rojito según sea el caso. Lo bueno es que en la actualidad también hay leñadores que tienen sus hachas dispuestas para abrirles la panza a los lobos y sacarle a las victimas inocentes que pudieran haberse comido.
Los cuentos de hadas son y serán mas o menos los mismos. Lo importante es que al terminar siempre exista un final feliz no importa cuan predecible este sea. Ojala nunca pase de moda el “ y vivieron felices para siempre”.
La imagen que ilustra este post fue obtenida de pan-verdadero.blogspot.com muchas gracias!!
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