martes, 21 de diciembre de 2010

Scrooge Rojo Rojito

Uno de los cuentos mas famosos y versionados de la historia es “A Christmas Carol” o “ Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens. Estoy seguro que todos en algún momento de nuestras vidas hemos leído o visto la historia de ese viejo tacaño y amargado llamado Ebenezer Scrooge. Scrooge se encargaba de hacerles la vida miserable a sus empleados durante todo el año y su actitud no era nada diferente en navidad. En Venezuela tenemos nuestra versión tropicalizada de Ebenezer Scrooge.
            A diferencia del Scrooge original, el nuestro esta obsesionado con acumular poder y para eso trabaja 24/7 en aras de perpetuarse en el mismo. No hay carnaval, no hay semana santa, no hay agosto y mucho menos navidad que su meta no sea ver que piezas del ajedrez mueve para seguir atornillándose al sillón presidencial. De hecho es precisamente en las épocas donde los ciudadanos comunes buscan evadirse de la rutina y de las preocupaciones que esta genera cuando nuestro Scrooge socialista toma medidas mas radicales porque sabe que la capacidad de respuesta de la población esta mermada.
            Otra diferencia notable pudiera estar en la capacidad de aprender de sus errores y rectificar de ser necesario. El Scrooge de Dickens recibe como todos sabemos la visita de varios fantasmas en la noche de navidad. El primer fantasma es el de un amigo que murió hace algunos años y que era tan avaro como Scrooge y le cuenta lo difícil que ha sido para el su situación después de morir y que viene advertirle lo que  podría ocurrirle. Para lograr convencer a Scrooge le presenta el fantasma de su pasado, su presente y su futuro, los fantasmas logran aterrorizar a Scrooge y al amanecer este decide cambiar su vida dándole un trato diferente a sus empleados y convirtiéndose generoso y caritativo.
            El Scrooge de Sabaneta pareciera no aprender ni de los constantes errores que comete, ni de experiencias pasadas. Para la versión criolla de Scrooge no hay fantasma que lo atemorice y si lo hace, la salida no es tratar de enmendar los errores cometidos sino cometer arbitrariedades mas grandes y vejaciones mas frecuentes contra al pueblo al cual dice representar.
            El Cuento de Navidad de Dickens tiene un final feliz en el cual un Scrooge arrepentido decide compartir una cena de navidad con la familia del empleado al cual humillaba y abusaba con frecuencia. El empleado lleno de nobleza lo recibe en su casa y le invite a compartir la navidad con su familia.
            En la trama del Scrooge del siglo XXI estamos lejos del final feliz, ya que el protagonista de la historia ya ha expresado que los que no estamos con el somos sus enemigos y debemos contar con su desprecio vitalicio, sin importar que formamos parte de la nación que el dice representar y dirigir hacia mejores destinos (suponemos que para el).
            Mientras el arrepentimiento y la rectificación no lleguen, será difícil sentarnos en cualquier mesa con este Scrooge enrazado con Nerón el cual definitivamente esta negado a oír a los fantasmas que se han cansado de hacerle ver su potencial futuro de seguir empeñado en ser el Sargentazo que rige el cuartel llamado Venezuela en lugar del estadista que dirija la nación a un siglo XXI lleno de prosperidad para todos, si así como suena PARA TODOS LOS VENEZOLANOS.
           

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